viernes, 22 de marzo de 2013

La fuga...

Hace ya un poco más de un mes que no escribo, la última vez que lo hice estaba aturdida por mi visita al doctor... aún sigo así, pero estoy confiada en que el tiempo de Dios es perfecto.

Hoy estoy sentada nuevamente frente a mi laptop, porque quiero compartir algo que escribí hace mucho tiempo, para ser exactos, el 9 de agosto de 2001 a la 1:35 am... Aún conservo la hoja de papel -un poco amarilla ya- y la verdad, siempre había querido sacar a la luz pública, por decirlo de algún modo, ese escrito dirigido a mi mami, cuando pasaba un momento muy difícil en su salud y que como familia, nos enfrentó a las situaciones más difíciles... Hoy gracias a Dios y a mi Vallita hermosa, ella está bien.

Y entonces se preguntarán: ¿por qué escribir aquí esa carta?, bueno, la verdad no lo sé... sencillamente hay momentos de la vida, al menos en la mía, que cuando estoy triste, parece que necesito más tristeza para continuar, y hoy es uno de esos días.

En fin, comenzaré entonces a transcribir textualmente aquellas palabras.


"La Fuga"

"Te me vas de las manos... te me escapas como un suspiro al viento... como una mirada furtiva entre la multitud, como el eco de mi voz gritando al cielo, como las lágrimas que has derramado y que no quieres más.

Te escapas como el adiós de la partida, como la alegría que se marchó hace tanto de tus ojos verdes, como la dulzura que no veo cuando tu mirada se pierde en el tiempo, en busca de aquello que te falta pero que no sabes qué es...

Te siento distante, vacía, extraviada en la vida que parece ya quieres renunciar... ¿Por qué no miras que también sufro?, ¿es egoísmo o de verdad tu alma se fugó, dejándote esa amargura que me hace perderte de mis sueños y ahogarme con tu dolor?

¿Acaso no me escuchas?, ¿o tus silencios son largas conversaciones que tienes con el viento?

Siento que ya no estás aquí, que el cielo de tus aves cautivas está en tinieblas, que renunciaste a ver la luz del sol y te entregaste a ese llanto que es lo único que me dice que aún estás viva...

¿No te das cuenta que yo te necesito? Necesito tu calor, tu alegría, la dulzura de tus manos y el aliento de tu voz...

Te me vas de las manos, te me escapas como un suspiro, te pierdes en el tiempo... y yo me quedo esperando, madre, esperando que algún día cuando termines de hablar con el viento, me quieras escuchar."




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