viernes, 25 de octubre de 2013

Vientre ¿sin cuna? (Parte II)

Aquel 1 de marzo de 2013, tras el chillido en mis oídos y la frase que devolvió mi alma al cuerpo: -"Tranquila no es maligno"-, decidí que esos "seres" -por llamarlos de algún modo- abandonarían mi anatomía, pues no dejaría que dos extraños me arrebataran la oportunidad de ser madre... porque yo, a mis 32 años, sí quiero ser madre...

Pastillas fueron y vinieron. Nunca faltaron los menjurjes que medio mundo me recomendó para desintoxicarme, limpiarme, depurarme y hasta mágicamente, eliminar a los seres de mis ovarios.

Debo confesar que desde pequeña he sido poco constante con las cosas, no sé cómo logré graduarme de periodista y mucho menos alcancé a terminar mi postgrado, tras varias caídas que me convencían de que debía dejarlo.

Estuve en natación: lo dejé, tenis: lo dejé, modelaje: lo dejé, ballet: lo dejé, curso de inglés: lo dejé, locución: lo dejé, voluntariado: lo dejé... tratamiento y seguimiento para execrar los endometriomas bilaterales de mis ovarios: lo dejé... síp, lo dejé, no le paré, como muchas otras cosas, más o menos importantes, pero que sin explicación aparente abandono cuando creo que ya no lo necesito.

Y como la vida es experta en el arte de la confusión, de hacerte creer una cosa cuando es realidad es otra, pues estuve varios meses sin síntomas aparentes de que esos seres estuvieran allí carcomiéndome mis entrañas.

YO: -"Seguro los boté... el depurativo, desintoxicador, limpiador mágico (que solo tomé tres veces) segurito hizo efecto"-

LA VIDA: -"Ahí te mando tremendo dolor, abdomen distendido, cólicos etc. etc., para que recuerdes que debías operarte y no lo has hecho"-

Entonces aquí estoy, viernes 25 de octubre, siete meses después, asustada de entrar a ese consultorio frío donde me dirán -otra vez, no lo sé- que los seres siguen allí.

Supongo que como todavía no tengo respuestas, debo decir que esta historia continuará...